130600034 – Clave de Localidad |
CUNA DEL BORDADO TENANGO
Ubicación de San Nicolás
San Nicolás se encuentra en el municipio de Tenango de Doria, en el estado de Hidalgo, México. Está ubicado en la Sierra de Tenango, una región montañosa de la Sierra Madre Oriental, lo que le otorga una altitud de 1,731 metros sobre el nivel del mar. Esta localización geográfica le proporciona un clima templado húmedo, con lluvias constantes durante todo el año. En términos de coordenadas, San Nicolás está situada a 20°19’17” N de latitud y 99°11’14” O de longitud.
Tradiciones y Cultura
San Nicolás, como muchas otras comunidades de Tenango de Doria, es conocida por su riqueza cultural, influenciada principalmente por los pueblos indígenas otomíes. La comunidad celebra diversas festividades religiosas y tradicionales, muchas de ellas relacionadas con la devoción católica. Aunque no se han encontrado detalles específicos sobre las fiestas patronales de San Nicolás, es común que las celebraciones en la región estén asociadas a días santos y procesiones, como la festividad en honor a San Nicolás de Bari, el patrón de la localidad, que podría involucrar actividades religiosas, música y danzas típicas.
Una de las tradiciones más destacadas es la elaboración de bordados Tenangos, que reflejan la visión del mundo y la cosmovisión de los habitantes. Estos bordados se utilizan en diversos artículos, como ropa, tapetes y otros textiles, y se venden en mercados locales y fuera de la región.
Economía y Vida Comunitaria
San Nicolás tiene una economía basada en la agricultura, con cultivos de maíz, frijol, calabaza y otras hortalizas. Además, la ganadería y la producción artesanal, particularmente los bordados y tejidos, son importantes para las familias de la comunidad. La presencia de instituciones educativas como el Telebachillerato Comunitario y la Telesecundaria refleja la importancia de la educación, aunque la infraestructura en áreas rurales como San Nicolás aún puede ser limitada en comparación con las zonas urbanas【19】.
San Nicolás también es un buen ejemplo de cómo las comunidades rurales mantienen vivas sus tradiciones indígenas y su lengua otomí, a pesar de la modernización y los cambios sociales. La gente en esta comunidad sigue practicando costumbres ancestrales, como las que se observan en sus fiestas, rituales y costumbres culinarias, que a menudo se transmiten de generación en generación.